Abiertos de par en par,
Pero dueños de una melancolia absoluta
Que los tiñe muy pronto de gris,
Como si pudiera envejecer la mirada
Extraviada en horizontes que estuvieron
Y fortalecidas las añoranzas,
Cristalinos lagos
En los que se hunde hasta el mas bravo.
Alli me dirijo,
Atiborrado de rezos,
Pidiendo a quien sea que mueva el mundo
Que me permita no perderme en ellos,
Brillantes relampagos que matan
¡Sin esfuerzo ni remordimiento!
Pero aun en esto me miento,
Busco yo solo la herida
La tan subita herida.