O herejias del cronometro.
Alli parado, podia observar todas sus sugerentes posturas, me clamaban desde mil afiches que juntos habian tapizado aquella vieja parada de taxis. Recorde momentos que ya me eran ajenos, minutos que no recuperaria y que en identica idolatria habia gastado. Malsana lujuria, pero resistirme era imposible. Aquel amor desperdigado al sonido del bolsillo se me hacia puro e irrepetible, era el unico rey posible en los nuevos mundos de neon que habitabamos. Estuve por tomar una de las imagenes, queria conservarla y tal vez iniciar yo mismo un altar donde recordar mis amores cronometrados, lo considere tan solo un momento pero pense que acaso quebraria la cadencia de futuros encuentros. No podia observarlas sabiendo que habia perpetrado aquel escaso cuarto donde se escondian. Sus secretos debian ser sacros, inevitables sus virginidades, por mas fingidas que fueran, por mas que la mascara de actos gastados se habia caido hacia tiempo... ellas eran mi unico refugio. Cuando queria rabiar, cuando queria llorar, cuando queria gritar, podia hacerles entrega de un despojo o un remiendo de cadaver o tal vez la figura de alguien sin alegria y ellas sacarian las notas necesarias para devolverle fuego a mis partes. El mundo tan solo gira de una manera y ninguna otra cosa importa.