Los que fueran suaves matices se pierden, desgastados en lo comun, la rutina que abrasa toda pureza.
Un sabor que se desvanece, pastoso, alicaido. Algo que ya no persiste, una forma que fuera necesaria ahora se ahoga en gestos secos. La frialdad da paso al fuego, de pasiones se habla en memoria, la hoja que en otros dias hubiera cortado nuestras venas y dejara fluir la mas insensata de las realidades ahora es tan solo una hoja blanda, corroida. Todo se vuelve un utensillo, un manojo de adjetivos a donde te encajan, perteneces a una colectividad de rostros que se vuelven hacia atras. El mundo por el que cruzaste ahora es tan solo una lejana estela de humo y ni siquiera al estirar tu brazo, estupidamente, podes alcanzar lo que se alejo. En tu cabeza rondan ideas pero demasiado fragmentadas, ya no quedan rompecabezas o enigmas, tan solo hay rastros de un algo, formas de un parecer. Aqui renuncias, sabes que ya ha sido demasiado. Necesitas que haya aire, sentir la brisa, el abrazo de alguien, el sabor de una piel ajena. Y gritas, como si gritaras en una tormenta. El constante ruido de los vagones te permite ser ignorado. Las luces se apagan, las estaciones no se detienen, tu ahogado llanto te parece estupido, probablemente lo sea. Pero es la desesperacion del abandono, de la ignorancia, lo que te ha estrangulado. Si tan solo pudieras contar las heridas que te sangran...