Tu madre esconde los fosforos,
El juego no se detiene,
Hay llamas en tu sonrisa,
Y los dientes bien limpios,
Blancos como el marfil,
Ella te regaña,
No no, mal mal,
Te sacude un poco,
Y los fosforos siguen lejos,
Hay llamas en tus ojos,
Ves una paloma vieja
Que no vuela,
El miedo de sus alas te alucina,
Su sabor es vibrante,
Pensas en enterrarla
Pero las chispas ganan,
Y los fosforos en tus manos,
Madera sana, fuerte,
Te abren un mundo de delicadezas,
De pequeños triunfos
Que dejan una estela de humo rancio,
El pasto arde,
La cortina arde,
Tu madre arde,
El fuego arde.