Escucho tu historia, la escucho con la piel. Se maravillan mis manos, se contraen mis pupilas. Escucho tu timbre, me sabe a algo viejo. Te pregunto de donde proviene tu poesia, me cuentas de un mundo de aguas, y de como nacio el cielo y la tierra. Me sonrojo mientras se me escapan las lagrimas. La belleza de tu voz, o, los gestos de tus ojos, me cuentan otro cuento. Donde puedo ser rey de tronos atemporales, donde descubro yo mismo como construir cielos y caminos entre estrellas.
Escucho tu historia, la escucho y la actuo, escucho tu historia, que es como la tormenta que tiembla entre las casas y las avenidas.
Escucho el mundo que palpita, me aferro a un reino que nace del aire y que se va con el ventarron.
Escucho tu nombre, que es el nombre de todas las cosas.