Me temblaba todo el corazon, entero, por completo. De arriba a abajo y de alla hacia aca. Todo comenzaba desmoronarse, producto de los certeros golpes que me habias dado. Me preguntaste que me sucedia, porque ponia esa cara, preferi no contestar. Me mordia la lengua la sola idea de que te estaba destronando, a fin de cuentas, que las palabras solo eran palabras, y mas cuando las letras parecen revueltas, que son un brebaje de malos augurios, nadie cree que sirvan para nada. Con estas manos que antes habian desenvuelto tu estatuto y tu poderosa herencia, comence a acariciar las grietas en torno a tu descuidado altar, no habia confusion que valiera la pena, ya se venia abajo todo mi ideal de tonos, miradas, ni siquiera los suspiros quedaban, terriblemente ingenua te esmeraste en escudriñarme, atentar mi fragil paz, queriendo saber que pasaba, que me habias hecho. Y en mi lengua se tejio toda la verdad, la insulsa e insipidad verdad. Preferi contarte que no eras culpable, que era tema mio, como bufon de la corte, como juglar, como trotacaminos, me correspondia retirarme, no fuera que manchara la santidad de los reyes que te habian coronado. Mi mala cuna me salvaba del juicio mas no del castigo.
'Y te mire por el rabillo del ojo, tenias los colores alicaidos, el sombrero ladeado y de los ojos te pendian dos enormes, tristisimas excusas.'