Te idolatran, querida.
Te amamantan de bellezas prohibidas,
Desnudas amantes,
Señores de mucho andar,
Y al oido, entre largas hebras de suave telar,
Invocan toda la gracia del veneno,
Embriagados de la imagen
Que como espectro,
Depositas en las sombras.
Para devorar tu piel
Como jirones de mana,
Insolitos comensales
De la gloria infima,
Buscan en tus regiones
La suave mujer
De coros de guerra
Y retribuciones inmortales.
Temo vuestra piedad,
Golpea como martillos,
Y demuele los mas fieros temples,
No extiendas tu mano
A quienes ejercitan
La traicion de los caminos,
Bilis insulsa
Que no conoce templos
Ni arrebatos.
Puebla entonces, su rostro maligno
Un saludo de bocas, un encuentro amable
Que bien, muy bien,
Exacerba el puño,
Prepara la mortaja
Ellos sepultan, cubren de tierra
Las pupilas que te brillan
A no ser, que otro,
Que sea de mantos y eras,
Pueda encontrarte.
'Te buscan entre vendas y ropajes,
Como si fueras carne de doncella,
Como si tuvieras alguna verdad que ocultar.'