Friday, March 23, 2012

Gracias por marchar.

Y vire mi rostro hacia el cuerpo que habia caido, observe su fragilidad ahora que se habia desecho la persona que yo conocia, eran evidentes mi pesar y mi congoja, rapidamente nombres y momentos vividos se habian adherido a las cenizas que flotaban entre las pesadas rafagas de aire, el fuego prometia una tumba serena de raidas flores y tormentos silenciosos, un templo chamuscado de historia desdeñadas. Alli yacia mi amigo, mi compañero y alli yacia un cadaver que no era nadie y no haria nada. La tierra misma podria ser olvidada en esos momentos y nada significaria su desaparicion, asi de finita eran las palabras que merecia la muerte.
Como un soplo entre la brisa de una tormenta vecina, insignificante es la lagrima que rueda por mi piel y tonta es la ilusion de que el fin no es repentino.
¿Que fria coraza teje esta tumba que arde y asesina lo que fuimos, que tierra reseca yace debajo de mis pies, que el mundo rapidamente no conoce nombres ni formas?

He hallado la muerte desabrida, inutil, insolente. He hallado que yo tambien puedo morir.
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