Tus ojos frios,
En la hendidura de tu rostro,
El chasquido
Que desborda como humo
Los rincones de un cuerpo,
Perdido,
Distraido por los juegos
De rimas y trampas,
Las volteretas de huesos
Formando surcos en el aire,
Respirando lentamente
Casi detenidos,
Poco,
A poco.
La serpiente se agita en tus ojos, conoce tu nombre y tu pecado.